No hay que avergonzarse de abrir una ventana de navegación privada de vez en cuando, ya sea para visitar un sitio web para adultos o simplemente para proteger su información personal mientras revisas tu correo electrónico en un ordenador. Pero si bien los modos de navegación privados hacen todo lo posible para borrar sus pistas, también pueden dejar huellas digitales. La virtud de una función como el modo de incógnito de Chrome, por supuesto, es que quien usa ese ordenador después no debería poder ver los sitios que has visitado, porque el navegador no registra tu historial. Pero los rastros de tu navegación aún pueden permanecer en el ordenador después de que haya cerrado esa ventana de incógnito, un fenómeno que puede ocurrir de dos maneras diferentes, dice Frank Wang, un candidato a doctorado en ciencias de la computación en el MIT.
Existe una vulnerabilidad tiene que ver con la llamada solicitud de servicio de nombre de dominio (o DNS). Cuando un navegador se conecta a una página web, como la nuestra, necesita traducir esas letras a números, y este proceso puede dejar huellas en su sistema operativo. De este modo, si una persona con conocimientos tiene acceso al ordenador utilizado podría aprovechar esta vulnerabilidad para descubrir qué sitios has visitado.
La navegación privada de Chrome no borra tu caché de visitas
Otra vulnerabilidad existente es que el sistema operativo podría escribir información en el disco duro mientras navega en modo privado para ayudar a administrar la memoria de manera eficiente. Eso sucede, dice Wang, cuando el ordenador se queda sin memoria. El resultado es que las imágenes o el código HTML de los sitios que estabas visitando podrían terminar guardados en el disco duro, sin que nadie los elimine. El problema en ambos casos es que el navegador no tiene acceso a estas partes del sistema operativo para limpiarlo, por lo que no puede hacer nada por evitarlo.
“Chrome no tiene control sobre cómo funciona Windows, o cómo funciona mi macOS X”, señala Wang.
Además, tampoco hay que olvidar que la navegación privada, ya sea en Chrome o en otros navegadores, sigue siendo visible para nuestro proveedor de internet; y que si estamos en un ordenador de trabajo, nuestro jefe también podrá ver a qué nos dedicamos.